LA HABANA (Sputnik) — Con la colocación de ofrendas florales y una parada militar en el mausoleo al Soldado Internacionalista Soviético en La Habana, Cuba rindió tributo al Día de la Victoria contra el fascismo, con la presencia del presidente Miguel Díaz-Canel y el líder de la Revolución cubana, Raúl Castro.
“Nuestro país [Rusia] pagó el altísimo precio por la victoria: 27 millones de personas perdieron sus vidas en campos de batalla, bajo bombarderos, así como en campos de concentración. El enemigo destruyó más de 1.700 ciudades, 70.000 aldeas y poblados, además de daños incalculables a la industria y a la agricultura. La guerra ha dejado una profunda huella en la historia de cada familia”, expresó el embajador de Rusia en Cuba, Víсtor Koronelli.
En su discurso, el diplomático ruso denunció el resurgimiento del neonazismo y el neofascismo en distintos lugares del planeta, así como el intento de reescribir la historia, la destrucción de monumentos dedicados a los soldados soviéticos libertadores de Europa y la prohibición del uso de los símbolos de la Gran Victoria.
El embajador afirmó que algunas ex repúblicas soviéticas como Ucrania o los países del Báltico son “los cómplices de Hitler que cometieron crímenes contra la humanidad y han sido erigidos a nivel de Estado al rango de héroes, luchadores contra la llamada ocupación soviética”.
Recordó también que Rusia está luchando contra los “herederos de la ideología neonazista” en el marco de la operación especial militar en Ucrania.
“Con el inicio de esta operación, colapsaron los planes de EEUU y sus aliados de mantener a toda costa su dominio ideológico y político-militar en el mundo, así como sus intentos de aferrarse a su hegemonía pese al rumbo natural de la historia”, subrayó.
Cada 9 de mayo, la comunidad internacional recuerda el Día de la Victoria contra el nazi-fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, el conflicto armado más grande y sangriento de la historia moderna, en el que se enfrentaron los países que conformaban las potencias aliadas contra las del Eje, entre 1939 y 1945, y donde murieron alrededor de 60 millones de personas, siendo la Unión Soviética una de las naciones que más víctimas tuvo.