Un documental narra las historias de los primeros niños cubanos que participan en la Serie Mundial de las Pequeñas Ligas, en Estados Unidos.
Por Jorge Luis Coll Untoria
El amor por el béisbol y la convicción de que son posibles mejores relaciones entre Cuba y Estados Unidos, se erigen como dos de las principales líneas conjugadas en el documental Little League Dreams: Cuba’s Road to Williamsport, estrenado este lunes por la productora estadounidense Belly of the Beast.
El material está dedicado al primer equipo cubano que participa en la Serie Mundial de las Pequeñas Ligas, en Pensilvania, Estados Unidos. A través de las historias de 5 de los 14 niños del equipo de Bayamo (uno de los cuales no pudo viajar por motivos de salud), el audiovisual muestra la realidad cubana, en campo y ciudad, marcada por pasajes de superación, emigración, humanismo y solidaridad.
“Puedes encontrar, familia por familia, cada uno de los aspectos que como cubanos nos preocupan, entristecen y también los que nos alegran y nos hacen sentir orgullosos. Por eso quisimos hacer el documental. Además de que nuestro perfil como productora audiovisual tiene que ver con la política de Estados Unidos hacia Cuba y con ser críticos al respecto”, dijo a OnCuba Daniel Montero, uno de los realizadores y laureado periodista del equipo de Belly of the Beast.
“Obviamente —añadió— el deporte y la cultura pueden ser puentes que unen a estos países. Se muestran como móviles para tratar de cambiar las cosas y suelen ser mejores ejemplos de relaciones bilaterales de lo que frecuentemente son los políticos o las naciones. Ahí está una de las razones: un equipo de niños cubanos que va a los Estados Unidos a jugar y no pasa nada; es algo normal, una buena relación”.
En marzo pasado, el conjunto de Bayamo se proclamó campeón del tercer Campeonato Nacional de las Pequeñas Ligas de Béisbol, tras derrotar en la final a los Tiburones de Habana del Este. De esa forma consiguió su pasaje directo para representar al país en la Serie Mundial de Williamsport, del 16 al 27 de agosto en Pensilvania.
“Asistimos a algunos de los partidos de la fase inicial para familiarizarnos con las interioridades del torneo y comenzamos a grabar en la finales. Fuimos a Bayamo. Estuvimos durante los tres partidos, filmamos, conversamos con los padres, los niños y entrenadores de los dos equipos y, cuando ganaron los granmenses, comenzamos un proceso de pre producción: acceder a los padres y conocer más a fondo a estos 14 niños para ir definiendo los personajes”.
“Entre la final y el segundo momento de grabación pasaron unos dos meses. En ese tiempo realizamos toda la etapa de investigación, elegimos las historias, conocimos las disponibilidades del equipo, las autoridades y las nuestras en cuanto a financiamiento”, relató Montero.
Tras dos semanas de grabaciones, el equipo de Belly of the Beast consiguió retratar las vidas de los muchachos y sus familias más allá del terreno de pelota, adentrándose en la preparación de los pequeños rumbo a un desafío sin precedentes y en medio de un contexto económico desfavorable.
“Tuvieron una disposición tremenda —asegura Montero—, siempre entendieron que la intención era cubrir de forma humana el momento, y nos abrieron las puertas de sus casas, del estadio. Eso marcó la diferencia y pudo resultar en un producto humano que reflejaba esta vivencia”.
“Mientras más específico es, más posibilidades tiene el producto audiovisual de ser universal. Pienso que esa máxima aplica perfectamente al caso de este equipo. Cada familia viene de un contexto diferente. No se trata de la capital del país, y eso fue algo que nos atrajo, porque muchas veces la mayoría de las historias se cuentan desde La Habana”, prosiguió el realizador.
A través de una variedad de voces, el documental logra en poco más de media hora tocar las fibras sensibles del espectador a través de las historias de Fabián Montero, Edgar Torres, Roberto Martínez, Alfredo Despaigne Jr. Y Luis Enrique Gurriel Jr.; al tiempo que resalta el papel del entrenador Vladimir Vargas.
“Tienes a un pequeño, Roberto Martínez, que está marcado por la separación con su padre, quien precisamente está en Estados Unidos. Esta es la oportunidad de volver a verlo. ¿Quién no tiene una historia de emigración en este país? También está el que es de la zona rural y tuvo que esforzarse más que el resto, Fabián Montero, que contó con el apoyo incondicional de su mamá y de los entrenadores.
“El caso de Edgar Torres (capitán del equipo) nos enamoró, porque es prácticamente un adulto con 12 años, por su madurez y la forma en la que toma la responsabilidad de guiar a sus compañeros y de ser en la casa un encargado más del bienestar de su familia; no solo un niño dependiente”, relató el realizador.
Los otros dos protagonistas son la imagen del béisbol como herencia y forma de vida en la isla: Alfredo Despaigne Jr., hijo del internacional cubano Alfredo Despaigne, y Luis Enrique Gurriel Jr., hijo del pelotero Luis Enrique Gurriel y sobrino del recordado Lourdes Gurriel. Sus primos Yulieski y Lourdes Gurriel Jr. Se desempeñan en las Grandes Ligas con los equipos de Miami y Arizona, respectivamente, mientras Yunieski se ha convertido en un entrenador de bateo con buena reputación en el sur de la Florida.
“Aunque podían parecerse, resultaron ser casos diferentes. Con Gurrielito nos enfocamos en la relación con su papá, porque él es también su entrenador y se ha tomado el trabajo de hacerlo el mejor pelotero posible. Vimos una interesante relación entre ellos: las expectativas que tiene el padre, la presión que eso puede generar en el niño; pero ambos marcados por el amor que se tienen. Por la parte de Alfredito… no había otro que tuviera más estilo, tú lo miras y dices: ‘¡Wao! Ya ese niño es un pelotero’. Que fuera el más chiquitico dentro del equipo era algo que nos atraía. Es el hijo de Alfredo Despaigne y su familia está muy involucrada en el proceso. Su historia tiene un valor simbólico también”, aseguró.
Sin que suene a cliché, durante sus 34 minutos, Little League Dreams: Cuba’s Road to Williamsport muestra que, con trabajo y esfuerzo, los sueños pueden lograrse sin importar lo complicada que pueda ser determinada situación. Al mismo tiempo, aprovecha para apelar a la idea de unas relaciones diferentes entre Cuba y los Estados Unidos, basadas en el respeto y la armonía.
“Creemos que esta es una historia tan humana que puede ejercer esa función. Además, son niños que se merecen toda la atención del mundo, porque ellos y sus familias hicieron un gran esfuerzo por llegar a ese torneo, conscientes de que no se trataba de un ‘yo’, sino de un ‘nosotros’. Por eso invitaría a la gente a ver el documental, porque si logramos captar eso, aunque sea un poco, vale la pena mirarlo”, concluyó Montero.
Es la primera vez que Montero asume la dirección, labor en la que estuvo acompañado por Frank Rojazz. Alfredo Lazcano se encargó de la dirección de fotografía, todo bajo la producción ejecutiva del reconocido realizador Reed Lindsay.
El documental está disponible en el canal de YouTube Belly of the Beast Cuba, así como en sus redes sociales, de forma gratuita. En cuanto a los pequeños jugadores, se enfrentan el 16 de agosto a Japón, su primer rival.